Flor silvestre en la Fundación César Manrique

Segundo gran trayecto: de Taco a Porís de Abono

Vista desde los altos de Taco


Un sábado 18, al despuntar el alba, comienzo esta segunda aventura. El tranvía, a las 8, está casi vacío (el español se levanta tarde porque se acuesta tarde...).

Llego a Taco, a media distancia entre Santa Cruz y La Laguna y empiezo mi recorrido, lentamente, mirando los negocios aún cerrados, la poca gente en la calle. Mi destino, tentativo, es Los Cristianos, a unos 80 Km, meta que creo alcanzable.

Pero la realidad de la topografía canaria es otra. Pedaleo y pedaleo, subidas, algunas bajadas, subidas interminables, descansos, más subidas, más descansos. A las 11, dos horas y media después de la salida, llego al pueblito de Güimar, situado en un valle de extraordinaria belleza. Paro a tomar un "cortado" (marrón, le decimos en Venezuela) y un bocadillo de jamón serrano y queso holandés (¡que delicia!) y le doy la mano a un ciclista (de los de larga distancia) que está en el bar, con quien charlar un rato sobre la ruta y otras cosas.
El amigo José, ciclista de grandes
distancias, conversando en Güimar.


Me asegura que la subida, después de Güimar, es fuerte, pero viable. Me habla del Mirador de Don Martín, de Pájara...

Así, reforzado, salgo con todo el ánimo. Allá, a lo lejos, avisto el Mirador. Pedaleo y pedaleo, ya en primera, pero cada vez parece estar más lejos. Veinte minutos después, llego a lo que creo que es la cima.

Y para mi sorpresa, la subida sigue y y sigue. Pájara es ahora el siguiente hito en el camino: un nombre que ya jamás olvidaré. Subo y subo, descanso y descanso, y finalmente llego al lugar, cada vez más alto.

Y, de nuevo, para mi sorpresa, las subidas continúan: ahora viene la Loma Mena, allá en lo alto, casi inalcanzable. Mas descansos, más pedaleos, llevo a ratos la bici empujada, caminando, y al fin llego a la cima. Desde luego, a todas estas, vistas magníficas, que reflejo en mis fotos del viaje.

Ya son las 2:30 y me paro, después de unos kilómetros de bajadas, en un pueblito, Arico Viejo. Un buen plato de sopa de pescado, una cerveza "sin" (sin alcohol), un buen café y de postre almendras, dátiles y pasas, que llevo en mi mochila. Y una pastilla de chocolate venezolano, el mejor del mundo (El Rey). Veo el mapa y me doy cuenta de que no llegaré, al menos no hoy, a mi propuesto destino de Los Cristianos (en la costa sur). De modo que, después de ver las alternativas, decido bajar (de aquí en adelante todo es pura bajada) al pueblito costero Porís, por donde pasa la autopista y allí puedo tomar la "guagua" (bus) de vuelta a Santa Cruz.

Pues dicho y hecho, me tiro por la bajada y me ayuda muchísimo el hecho de que la bici tiene frenos de disco, pues la inclinación es impresionante: 780 m en menos de 5 Km. Que mi sobrino Mayo, que es piloto, calcule la rata de descenso...

Bueno, llegada a Porís, con una playita de arena negra (vocánica), chapuzón, descanso en el sol de diciembre que aún tenemos (cuando en la península hay nevadas de miedo), regreso a la autopista y a esperar el bus (10 minutos) y de vuelta a Santa Cruz, cansado pero contento, casi a las 7 pm.

Llego a casa y veo el cuentakilómetros; 69,4 Km. Todo un record ¡por ahora! Los Cristianos deben esperar...

Plano de la isla de Tenerife:



El plano del recorrido aquí:



Los dos días siguientes, algo de cansancio; al tercer día alles in ordnung.


Ahora, algunas fotos del trayecto...

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